D.R. Ricaldi

Historia de la novela policial

 

Historia de la novela policial

 

Pasión por el crimen y su investigación

 

En nuestra sociedad surgen a diario hechos detectivescos que atraen la curiosidad y  abren un poco esa hambre investigativa, esa inquietud por saber a ciencia cierta que fue lo que sucedió en realidad, quien es el culpable o como fue realmente que sucedieron los hechos.

El relato o género policiaco nace desde estas interrogantes, de ese deseo de esclarecer algún misterio.

Hay indicios de que la narración detectivesca nace como una consecuencia urbana.

Hagamos un poco historia. En la primera mitad del siglo XIX aumentó considerablemente los índices de delitos contra la propiedad como fiel reflejo de la desesperación de los pobres llegados del campo a causa de las míseras condiciones de vida que allí se padecían. El crimen en las ciudades se tornó cada vez mas complicado y hubo no sólo la necesidad de identificar, atrapar y castigar al culpable, sino también de realizar pesquisas para detener al auténticamente culpable y de probar los procedimientos de su criminal proceder. Durante el renacimiento se creía en la honorabilidad de la palabra empeñada. Pero enfrentados a criminales hipócritas y a nuevos referentes de veracidad, el desarrollo de las ciencias y el método inductivo marca que los sucesos criminales ya no se identifiquen solo con la potencial maldad o bondad del malhechor, sino que ahora se podrían demostrar las causas y los pasos para la ejecución de sus criminales planes.

La actividad de los cuerpos policiales, se verifican a mediados del siglo XIX en Francia e Inglaterra. En 1828 Luis Mauricio Debelleyme, prefecto de parís proclamó el objetivo de tal institución, que es la de la procurar la seguridad de sus habitantes. De día y de noche. Conservar las calles limpias, supervisar los accidentes, el orden de los lugares públicos y la persecución de los delitos y sus perpetradores. Los levantamientos revolucionarios llevaron a la profesionalización de las policías, que en un inicio eran más de carácter municipal. De esta manera, en Londres entre 1829 y 1830 aparecieron tres mil policías, gracias a Sir Robert Peel, impulsor de la legislación que creó tal ente policial.

Aún no se sabe muy bien que escritor es el que generó la primera obra policial, sin embargo, diez años después de la entrada en vigencia de las policías, se cree que quién primero dio vida en un cuento a un detective fue Edgar Allan Poe. Por ello se considera a Poe como el precursor y maestro de este género.

Ahora, no cualquier escrito que trate de un hecho delictivo es considerado un relato policíaco.

La esencia literaria de este género es el “suspenso”. Es una acción cuyo tema se centra en la resolución de un misterio criminal mediante una investigación. Un relato policíaco es un proceso de conocimiento en el que el autor hace al lector compañero de andanzas de un detective, en donde se ejercita la capacidad de descubrir y deducir intelectualmente.

El Suspenso, es un mecanismo pendular aplicado a la linealidad argumental, que alimenta el ritmo vital del relato y la lectura.

Todo texto policial se estructura alrededor de tres núcleos:

-      Problema: enigma criminal que obtura la acción de un detective.

-      Investigación: detección, inducción, hallazgo de la o las piezas claves.

-      Resolución: captura del culpable o recuperación de lo buscado.

 


Las siguientes son lecturas obligadas de todo lector de novelas policiales. Como se darán cuenta, son historias que hacen referencia al formato clásico con autores clásicos, que se destacaron en este apasionante género.

1841

El doble crimen de la calle Morgue, E.A. Poe

1842

El misterio de Marie Roget, E.A. Poe

1866

El Caso Lerouge, Emile Gaboriau

1869

El informe 113, Emile Gaboriau

1877

El estudio en escarlata, Arthur Conan Doyle

1892

Las aventuras de Sherlock Holmes, Arthur Conan Doyle

1893

El perro de los Baskervill, Arthur Conan Doyle

1903

La casa vacía, Arthur Conan Doyle

1920

El misterioso caso de Styles, Agatha Christie

1927

El caso del asesinato de “canaria”,  S.S. Van Dine

1929

La cosecha roja, Dashiell Hammett

1930

El misterio del sombrero de copa,  Ellery Queen

 

El Halcón Maltés, Dashiell Hammett

1938

Navidades Trágicas, Agatha Christie

1939

Diez negritos, Agatha Christie

1953

Casino Royale, Ian Fleming

1980

El nombre de la Rosa,  Umberto Eco

1990

La tabla de Flandes, Arturo Pérez-Reverte

1993

El Club Dumas, Arturo Pérez-Reverte



 
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